Alguien en una firma de libros: “Siempre he querido ser escritor. Podría escribir una novela.”
Yo: “¿Sí? ¿Y por qué no lo hace?”
Persona: “Porque no tengo tiempo.”
Yo: “Mmm. Nadie me da a mí el tiempo. Tengo que conseguirlo yo, establecer prioridades, disciplinarme para conseguir escribir cada día, sin importar lo cansado que esté. Trabajaba a horario completo cuando escribí mis primeras novelas, arañando una hora aquí y allí por las tardes y los fines de semana. Así es como me he convertido en un autor de éxito.”
Persona: “Bueno, vale. Creo que usted ha tenido suerte.”
Anderson dice que pretender ser escritor sin esfuerzo es como querer ganar una medalla en las olimpiadas con algún atajo.
He querido ser escritor desde que tenía cinco años. Me sentaba en el despacho de mi padre y tecleaba mi primera “novela” en su máquina de escribir cuando tenía ocho. Tuve mi primer rechazo cuando tenía 13, publiqué mi primera historia a los 16 (después de reunir 80 rechazos) y conseguí vender mi primera novela a los 25.
Mis archivos tienen ahora más de 800 rechazos. Pero por otro lado, también tengo 100 libros publicados, 46 de ellos han sido bestsellers, tengo una estantería llena de trofeos, y mi trabajo ha sido traducido a 30 idiomas. He escrito más de 12 millones de palabras, hasta ahora.
Y, una vez más, el secreto del éxito está en el trabajo. No hay atajos para ser medallista en las olimpiadas. Solo hay que entrenar, entrenar y entrenar, pase lo que pase. No hay secretos para ser un novelista de éxito. Solo tienes que seguir escribiendo después de tener decenas o cientos de relatos o novelas rechazadas.
Y no hay secretos para conseguir el éxito en lo que te propongas. Simplemente tienes que trabajar duro, día tras día, año tras año.
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