1000 maneras de morir para escritores
No, no se trata de la popular serie 1000 maneras de morir, pero en la historia,
muchos escritores a la hora de su muerte nos dejan anécdotas increíbles
y que vale la pena compartir:
Emily Brontë
Si llamáis al doctor, ahora sí que estoy dispuesta a verle.”
La autora de ‘Cumbres borrascosas’ (1818-1848) no pudo disfrutar
mucho tiempo de su éxito ya que su salud, que siempre había sido delicada,
empeoró a causa de la tuberculosis, que finalmente se la llevaría la
edad de 30 años. No quiso ser visitada por el doctor, y cuando se vio realmente
enferma, ya fue demasiado tarde.
D.H. Lawrence
María, ¡no me dejes morir!”
A finales de 1917, D.H. Lawrence (1885-1930) fue obligado a dejar Cornwall
debido al constante hostigamiento de las autoridades militares, que pensaban
que el autor era un espía de los alemanes. La pobreza le obligó a
cambiar frecuentemente de domicilio, y terminó contrayendo la tuberculosis.
En los últimos momentos de su vida, el autor de ‘El amante de Lady
Chatterley’ imploró a su mujer que le salvara.